8. Discusión

Discusión

La investigación de la relación entre el conocimiento en salud mental y el estigma en salud mental es de utilidad para conocer la percepción de estigma hacia las personas con enfermedades mentales y el nivel de conocimiento en salud mental. En este caso, la Escala de Devaluación-Discriminación Percibida (PDD) y Cuestionario de Conocimientos en Salud Mental ha permitido conocer estos dos aspectos.

En cuanto a los resultados obtenidos en esta investigación, se encontró que el 28.57% del total de participantes se concentran en el rango de 25-30 puntos en la Escala de Devaluación-Discriminación Percibida (PDD), lo que indica que un grupo significativo de participantes experimentan un grado de estigma medio en salud mental, siendo un resultado diferente a los obtenidos por el estudio de Ceballos et al. (2020), conformado por 507 estudiantes de medicina de dos universidades de Santa Marta, Colombia, en donde los participantes respondieron el Mental Health Knowledge Schedule (MAKS) y en el que se concluyó que el 22.6% de los estudiantes de Medicina mostraron alto estigma-discriminación hacia los trastornos mentales.

Por otra parte, los resultados obtenidos están en consonancia con los obtenidos en el estudio realizado por Zárate et al. (2020) en el que se administró el cuestionario CAQ-27 Corrigan Attribution Questionnaire - Análisis de datos a 1086 estudiantes con el objetivo de medir el estigma con relación a los trastornos mentales y donde se expresa que los participantes tienen un nivel moderado del mismo, ya que cuentan con puntuaciones entre los 87 y 182 puntos.

Sin embargo, el tamaño de la muestra y la heterogeneidad de la muestra usada en este estudio puede influir en la capacidad de detectar una correlación significativa, por lo que se recomienda usar una muestra más grande para futuras investigaciones.

Respecto a la relación entre el conocimiento en salud mental y el estigma en salud mental, diversos estudios han mostrado una correlación negativa entre ambos (Almeida etal., 2023; Fleary et al., 2022; Moro y Rocha, 2022). Por ejemplo, en el estudio realizado por Akasyah (2020) se encontró una relación significativa entre el conocimiento sobre salud mental y la formación de estigma en la sociedad. En este estudio se obtuvo un valor de significancia de p = 0.042 (<0.05) mediante la prueba de Spearman, lo que indica una relación suficiente entre las variables, además de observarse que cuanto mayor es el valor del conocimiento sobre salud mental, menor es el valor del estigma. Por su parte, un estudio de Lo et al.(2021) resaltó que la relación entre la alfabetización en salud mental y el estigma hacia las enfermedades mentales puede variar según el tipo de enfermedad mental considerada. Esto indica que la complejidad de las condiciones de salud mental puede influir en la asociación entre el conocimiento y el estigma.

Aunque estos resultados concuerdan con la idea que se tiene que un mayor conocimiento en salud mental está asociado con un menor estigma, estos resultados difieren con los obtenidos en la presente investigación donde el coeficiente de Pearson fue de 0.199, junto a una significación de 0.251, lo que indica que hay una relación lineal muy débil entre el nivel de conocimientos en salud mental y el estigma en salud mental, y que, a diferencia de estudios como el de Akasyah (2020), tener un mayor nivel de conocimientos en salud mental no significa tener un menor estigma.

Por otra parte, aunque la relación es muy débil, no se descarta la relación entre variables y dado a que la investigación realizada es de tipo cuantitativa, se recomienda para futuras investigaciones realizar análisis adicionales, como un estudio cualitativo o mixto que permita explorar a profundidad las variables y otros factores relevantes, como creencias individuales, para la investigación con el fin de lograr resultados más amplios de la relación entre conocimiento en salud mental y estigma en salud mental. Esta situación responde a que se ha demostrado que el estigma hacia la salud mental no es simplemente el resultado de la falta de conocimiento, sino que está influenciado por experiencias personales e interpersonales en este campo (Ng et al., 2023).

Lo anterior responde a que, si bien la correlación parece no ser lineal, la literatura remarca que el abordar el estigma en salud mental propicia la búsqueda de apoyo profesional y el diseño de intervenciones efectivas (Almeida y Sousa, 2002; Bacsu et al., 2023; Clement et al., 2015, como se citó en Rodríguez y Antolín, 2020; Geffner y Agredt, 2021; Tapia et al., 2018), así como la mejora del apoyo social (Chang et al., 2018; Rodríguez y Antolín, 2020; Saavedra y Murvatian, 2022) que impactan en la mejora del bienestar de personas que viven con alguna enfermedad mental. A su vez, el contar con conocimientos respecto a la salud mental permite identificar factores de riesgo de enfermedades mentales y tomar medidas preventivas (Chua et al., 2022; Mansfield et al., 2020; Santini et al., 2022), así como conocer las intervenciones disponibles (Narita et al., 2021) y, en consecuencia, buscar el apoyo profesional adecuado, mejorando el bienestar de las personas (Jung y Kim, 2020). En este sentido, estas no son variables que deban ignorarse, sino, por el contrario, monitorearse para desarrollar intervenciones más efectivas.


Implicaciones

El presente estudio buscó aproximarse al estigma en salud mental, por lo que es igual de importante el tener presente como señala Stuart et al. (2012) que el estigma hacia la enfermedad mental es un fenómeno complejo que se presenta en todas las sociedades y en la última década ha cobrado auge en la investigación.

Con respecto a la postura en la investigación, el estudio nos ayudo a la revisión sobre el estigma, ya que conociendo el incremento y su afectación en las enfermedades mentales nos dan pie a sugerir elaborar un modelo de intervención y preparación profesional en el trato y manejo ante la situación tan real y presente en nuestra sociedad mexicana.

En nuestro estudio se detectó la variabilidad en el nivel de conocimientos en salud mental de los participantes (con un rango de 48 hasta 88) y una correlación no significativa. No obstante, no se descarta la posibilidad de la relación entre el nivel de conocimientos en salud mental y el estigma en salud mental, mismos que pueden ser influenciados por las muestras y las diversas variables que puedan estar relacionadas como el contexto sociocultural, actitudes, creencias individuales, percepción entre otras.

El interés por abordar y prevenir el estigma en la salud mental se remonta al siglo XX. En esta época, surgió la necesidad no solo de formalizar investigaciones, sino también de diseñar planes estratégicos de intervención y atención primaria. Estos planes buscan reducir el estigma y proporcionar información necesaria sobre la salud mental, con el objetivo final de erradicar actitudes estigmatizantes hacia las personas que padecen trastornos mentales. En este sentido, la psicología considera fundamental el trabajo multidisciplinario con diversas áreas de la salud para fortalecer las posibles intervenciones. Este enfoque se materializa a través de actividades y ámbitos de aplicación que se centran en la atención del estigma social y la enfermedad mental.

Una implicación importante de nuestro estudio es evidenciar, a través de los resultados obtenidos, la necesidad de implementar planes de intervención destinados a mejorar la calidad de vida. Estos planes deben incluir modificaciones en la conducta que contribuyan a disfrutar de una vida más equilibrada en aspectos sociales, laborales, de pareja, educativos y de salud. En este sentido, se sugiere que no es suficiente con aumentar el nivel de conocimientos en la población, sino que se requiere de un plan estratégico y un seguimiento que permita abordar distintas variables socioculturales de manera simultánea.

A pesar de que nuestro estudio no ha encontrado resultados significativos que demuestren de manera clara la relación entre estigma y conocimiento en salud mental, hemos observado mediante la revisión de la literatura una preocupante falta de servicios de atención dirigidos a esta población vulnerable. Esta carencia se agrava por la ausencia de políticas públicas que contemplen programas específicos para reducir o eliminar estereotipos y prejuicios sociales asociados a los trastornos mentales.

Es fundamental reconocer que el estigma puede manifestarse de formas sutiles y menos evidentes en la sociedad, lo que dificulta su identificación y abordaje. Esto subraya la importancia de implementar estrategias de intervención que no solo se centren en aumentar el nivel de conocimiento en la población, sino también en modificar actitudes y comportamientos arraigados.

Además, es esencial promover la formación de profesionales de la salud en el campo de la salud mental, para que estén capacitados para implementar y gestionar programas de intervención efectivos. Estos programas deben abordar de manera integral la problemática del estigma, considerando sus diversas manifestaciones y las particularidades socioculturales de cada contexto.

La práctica en psicología clínica no es limitada solo a la investigación, sino que va más allá, abordando la atención, la profesionalización, el ejercicio y aplicación del código ético de nuestra profesión con el que debemos conducirnos con cualquier individuo que requiera nuestro servicio. En este sentido, las limitaciones que encontramos en nuestro estudio son relevantes. En primer lugar, nos enfrentamos a la falta de escalas o baterías específicamente diseñadas para la población mexicana, lo que podría haber afectado la adecuación de los resultados obtenidos. Esta situación resalta la necesidad de desarrollar una nueva escala o batería que se adapte a las características socioculturales de la sociedad mexicana (si bien el instrumento la Escala de Devaluación-Discriminación Percibida sí había sido adaptada previemente por Mora-Ríos y Ortega-Ortega, 2021), ya que el Cuestionario de Conocimientos en Salud Mental no está aún validado para nuestra población (Chen et al., 2018).

Acerca de la psicología clínica el principal objetivo es motivar a las personas que viven o han pasado por situaciones de estigma en salud mental, debe influenciar a tomar la decisión de asistir a psicoterapias y que puedan ser partícipes de una atención de calidad, con empatía y comunicación entre terapeuta y paciente; el psicólogo será promotor de información de servicios relacionados a la atención en salud mental y sobre todo a ser difusores de estrategias de afrontamiento para disminuir el impacto negativo del estigma en su diagnóstico de salud mental.

“Es especialmente importante la percepción del psicólogo como factor decisivo ante la representación de la asistencia a terapia. Se logró determinar que, aunque no todos los participantes habían asistido a terapia psicológica, la gran mayoría de ellos tuvieron una respuesta y opinión positiva ante los psicólogos y la psicoterapia, reflejando sentimientos de aceptación y de reconocimiento laboral y social, coincidiendo con la investigación de Fernández et al. (2020), en la cual se evidencian respuestas positivas y con tendencias a estar de acuerdo con la funcionalidad de la psicología”.


Respuesta a la pregunta de investigación

En cuanto a la pregunta de investigación inicial (¿Cuál es la relación entre el conocimiento en salud mental y el estigma en salud mental en la población general en México?), se observó que la relación entre el conocimiento en salud mental y el estigma en salud mental en la población general en México es compleja y no directa, según los resultados de este estudio. Aunque se encontró una tendencia positiva entre un mayor conocimiento en salud mental y un menor estigma, esta relación fue débil y no alcanzó significación estadística (véase Tabla 3). Esto sugiere que, en promedio, tener un mayor nivel de conocimientos en salud mental no está fuertemente asociado con experimentar menos estigma relacionado con la salud mental en esta población. Simplemente aumentar el conocimiento en salud mental puede no ser suficiente para reducir el estigma, por lo que se deben considerar otros factores para abordar eficazmente el estigma en salud mental en esta población.

Ahora bien, en lo que respecta al cumplimiento de los objetivos, el determinar la relación entre el nivel de conocimientos en salud mental y el grado de estigma en salud mental en población general adulta de México se cumplió mediante el diseño de un estudio que abordó específicamente esta relación. Para lograr este objetivo, se aplicaron dos instrumentos de medición: la Escala de Devaluación-Discriminación Percibida (Mora-Ríos y Ortega-Ortega, 2021) para medir el grado de estigma en salud mental en la población de estudio y el Cuestionario de Conocimientos en Salud Mental (Chen et al., 2018) para evaluar el nivel de conocimientos en salud mental. A través del análisis de los resultados obtenidos con estos instrumentos, no se pudo establecer una tendencia clara que sugiera una asociación entre un mayor nivel de conocimientos en salud mental y un menor grado de estigma en salud mental en la población estudiada, ya que dicha asociación no alcanzó significación estadística.

Este hallazgo es relevante en el contexto de la investigación en psicología, ya que sugiere que la relación entre el conocimiento en salud mental y el estigma no es directa ni simple. Aunque algunos estudios han sugerido que un mayor conocimiento en salud mental está asociado con niveles más bajos de estigma (Almeida et al., 2023; Fleary et al., 2022; Moro y Rocha, 2022), este estudio no encontró evidencia sólida para respaldar esta idea en la población mexicana estudiada.

Estos resultados subrayan la importancia de considerar otros factores que puedan influir en la relación entre el conocimiento en salud mental y el estigma, como las actitudes individuales, las creencias culturales y las experiencias personales. Además, destacan la necesidad de abordar el estigma en salud mental de manera holística, no sólo a través de la educación y el aumento del conocimiento, sino también mediante intervenciones que aborden las actitudes y percepciones negativas hacia las personas con enfermedades mentales.

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